jueves, 13 de septiembre de 2012

Sebastian, mi Malkavian

Otro de mis personajes favoritos. Sí, también está loco. Es un vampiro. Me divertí mucho con este personaje, aunque fue gracias al master que tuve. Es una lástima que la partida acabara antes de tiempo




Esta historia me la cantó (sí, cantó, que no contó) Sebastian. Ahora, ¿cuánto de cierto pueden tener las palabras de un pobre loco Malkavian? Que cada uno considere veraz lo que quiera.
Sebastian nació en… Primero dijo que en el 1600 antes de Cristo, para terminar riéndose diciendo que fue antes de que llegara el siglo XX.
Digamos, pues, que Sebastian nació en 1880, por poder establecer una fecha exacta.
Sebastian y su familia no vivían en la ciudad de Lecce. Vivían en algún campo que estaba cerca de la ciudad (¿quién dice que sus padres no estaban locos y vivían todos en algún jardín de la ciudad?) Sus padres trabajaban el campo y vivían de ello.
Sebastian no tiene hermanos, o al menos que él recuerde (al preguntarle por ellos, me señalaba una piedra que había en el suelo y me decía que su hermana siempre estaba a su lado. Así que supuse que no tiene hermanos…O que su hermana era una piedra, cosa que dudo)
¿Qué podía hacer un niño solo en el campo que era demasiado joven para ayudar a sus padres? La imaginación le salvó la infancia… A mi parecer, le destruyó la vida.
Sebastian hacía cualquier tipo de cosas con su imaginación. Tuvo guerras que perdió, viajó hasta donde un hombre sólo podía soñar (¡llegó a la Luna!), tuvo poderes que el mayor ejército envidiaría…
Cuando ya tenía suficiente edad para trabajar (7 años), sus padres le pusieron al cuidado de la pequeña granja que tenían. Pero Sebastian seguía en su mundo, así que no era especialmente atento con los animales… Cada vez que su padre llegaba y los animales no estaban atendidos, se quitaba el cinturón y azotaba a su hijo (cosa que pasaba bastante a menudo).
Esto no hizo que Sebastian se volviera más atento. Todo lo contrario, hizo que cada vea se perdiera más y más en su mundo.
Los animales no sólo se convirtieron en sus únicos amigos, sino que también le hablaban. Tenía conversaciones con ellos. Ellos le enseñaron y educaron mientras su padre no dejaba de maltratarle con el cinturón.
Y así creció Sebastian, rodeado de golpes de su padre y hablando con los animales. A veces deseaba que el gallo picara tanto a su padre en el pie que le desangrara y muriera. Pero el gallo le decía que pensara en su madre, que qué iba a hacer ella sin su padre.
A sus 20 años, su madre murió. De peste, dijo su padre. Pero él sabía la verdad. Unas vacas asesinas habían apuñalado a su madre hasta que la pobre había dicho “Mu” y cayó muerta a sus pezuñas.
Sebastian ya no tenía motivo para seguir manteniendo vivo a su padre. Ideo un plan con sus animales. Entre todos le matarían.
El gallo le picaría los ojos, la vaca le aplastaría con sus pezuñas, los cerdos se comerían sus tripas… Y él los dirigiría. La idea le encantaba (Me ha contado algo de un cuchillo en la garganta del padre, así que supongo que le terminaría matando con sus propias manos)
Aguantó en su casa 2 o 3 meses más con sus animales… Hasta que todos murieron. Bueno, él dice que todos se fueron al Sol, pero… En fin
Como ya no le quedaba nadie en esa casa, la abandonó. Se fue a Lecce, a vivir en la ciudad. Él sabía que habría algún animal que le hiciera un hueco en su casa, que le daría cobijo. Seguro que sus antiguos amigos habrían hablado muy bien al resto de animales.
Llegó a la ciudad y deambuló por las calles. Hasta que, en un callejón, vio a un perro callejero. Se estableció en la casa del animal y pronto se hicieron amigos. El perro le habló de la ciudad, dónde conseguir comida y, en resumen, de cómo sobrevivir.
Pero una persona como él no pasó desapercibido. Entre los vagabundos no tuvo buena fama al principio. A base de pelearse con ellos, se hizo un hueco importante. Tenía a 2 o 3 vagabundos que le seguían y le conseguían lo que él quería.
La policía tampoco le tenía mucho aprecio, le perseguía cada vez que le veía. Se llevaba algún que otro golpe, pero nada que no pudiera soportar.
Hasta que un día, llego Él. Le dijo que venía de la Luna (¡La Luna!) y que quería que estuviera con él. Que le daría una casa y muchas cosas… Sebastian estaba maravillado, no sabía muy bien por qué. Hasta que Él, que se estaba riendo, se lanzó y le mordió en el cuello. Así fue como sucedió su abrazo, con unas promesas y un ataque directo a la yugular.
Tras su transformación, Él le dio lo que le prometió. Le puso una casita bastante modesta en la que vivir. Le enseñó a cazar, le enseñó a sobrevivir.
Le enseñó a ser un vampiro.
Le prometió que sería el primer vampiro en pisar la Luna, ¡con la ilusión que le hacía a él!
Sabe que en un determinado momento, le presentó a la Príncipe. Pero no se acuerda de nada. Él le dijo que era cuestión de etiqueta que sus chiquillas fueran inconscientes a la presentación. Así que no sabe siquiera si realmente la Príncipe le dio su visto bueno.
Lo único que recuerda es que Él le dejó inconsciente y que, cuando volvió a despertar, estaba otra vez en su casa, sólo. No volvió a saber de Él. Piensa que volvió a la Luna, y no se le llevó.
Está bastante indignado, pero dice que un día irá a la Luna para patearle el culo.
Y esa es su historia.
Y si te preguntas quién soy yo, te diré que soy un simple pajarillo al que Sebastian le está cantando su vida (hace rimas y todo, es todo un artista)

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